En la región Noroeste de Argentina se habla de la presencia del Ucumar, una bestia mitad hombre y mitad oso. Este monstruo posee una fuerza sobre humana y una agilidad insuperable, las cuales usa para aterrorizar a la gente de los pueblos. Se cree que el Ucumar rapta jóvenes mujeres para saciar sus apetitos sexuales y luego devorarlas.
La historia de la calamidad
El mito del Ucumar es muy popular en las regiones de Salta, Jujuy, Catamarca y Tucumán, todas al Noroeste del país gaucho. Aunque el mito tiene muchas versiones, todos los relatos coinciden en la descripción. El Ucumar es una bestia de forma humana pero con pelaje largo y garras afiladas, una cruza entre hombre y oso. El temor que inspira en la gente se debe a sus conductas sexuales, pues rapta y viola jovencitas.
El Ucumar nació de una mujer y un hombre ordinarios en un tiempo remoto. Hay una versión del mito procedente de Jujuy que asegura que la bestia nació de una mujer bondadosa y originalmente fue hembra. Así pues, en una aldea perdida entre las serranías nació una criatura abominable, tenía largos y duros cabellos que la cubrían toda. Poseía afilados dientes que salían de su boca y ojos pequeños y hundidos. Al momento de su nacimiento, su padre trató de ahogarla pero la progenitora se opuso.
La madre de la Ucumara cayó en grave enfermedad y murió dejando desamparada a la criatura. Como consecuencia de su pena, la mujer que dio a luz al monstruo fue enfermando paulatinamente. Llegó el día en que no pudo resistir más y falleció. Se dice que ese día arrancaron del regazó a la criatura que aullaba terroríficamente. Durante los días del funeral, la criatura fue abandonada en la choza, lugar donde se crio.
La conducta violenta de la bestia
La Ucumara se volvió muy agresiva y descubrió el gusto por la carne humana. Los aldeanos decidieron dejar a la criatura en su choza, la cual estaba alejada del resto. Para alimentarla, algunos hombres le arrojaban diversas clases de fruta. Sin embargo, alguien lanzó en cierta ocasión un trozo de carne humana. La bestia prefirió el sabor de la sangre y se volvió más dócil, pues era alimentada con cuerpos de hombres caídos en combate.
Durante una ceremonia religiosa en la aldea, un hombre entró en la choza de la bestia y la violó. Cada año, la comunidad se dirigía al río para celebrar un ritual y atraer las buenas lluvias y cosechas. Cuando tenía lugar la fiesta la aldea estaba sola. Esta ausencia fue aprovechada por un hombre que invadió la choza de la Ucumara. Tras una brutal lucha, la bestia fue violada por el intruso. De este modo la criatura desató su odio total hacia las personas, causó graves destrozos y huyó.
El nacimiento del Ucumar
Tiempo después, la bestia regresó por su agresor y lo llevó a su cueva para devorarlo. Tras la desaparición de la Ucumara, la aldea vivió tranquila. Hasta que una noche el monstruo descendió de la montaña. Se internó en la aldea y tomó a su agresor sexual, el cual llevaba a rastras en una violenta escena. Se cree que el animal saciaba sus apetitos sexuales con el hombre raptado, hasta que este trató de escapar y lo devoró.
Esta criatura terrible dio a luz al Ucumar macho, el hombre-oso que tanto temor inspira en la región. Como es natural, la bestia dio a luz el producto de aquella violación. El producto fue un engendro igual a ella, pero con genitales masculinos. Al poco tiempo murió la progenitora y el pequeño animal creció a su suerte. Así pues, el Ucumar abandona la maleza para alimentarse en las riberas de los ríos. También lo hace para raptar alguna joven y engendrar otro Ucumar.