Directamente de la antigua Ciudad de México, todavía en tiempos de la colonia, surge la leyenda de Don Juan Manuel. Según cuenta l tradición, este hombre había sido bendecido por Dios pues poseía gran fortuna y una hermosa mujer. Sin embargo, la vida del caballero no era dichoso pues nunca había podido engendrar un hijo. Como consecuencia, el hombre se fue hundiendo en una terrible tristeza. La única manera de encontrar consuelo fue en la vida religiosa, razón por la que pasaba las horas en la iglesia. Poco a poco fue dejando de lado a su mujer para consagrarse a la vida espiritual.
El pacto de Don Juan Manuel
Después de un par de años Don Juan Manuel invitó a un sobrino suyo desde España, para que se hiciera cargo de los negocios. Completamente decidido a formar parte de la orden de los franciscanos, el tío le confío su casa. De esta manera, el caballero había pasado a vivir en el claustro del convento. Sin embargo, el demonio comenzó a asechar su alma invadiendo su corazón con los celos. Tan grandes fue su desconfianza que hizo un pacto formal con el diablo, pues quería vengarse del sobrino. Según Juan Manuel, él cometía infidelidad con su esposa.
Dice la leyenda de Don Juan Manuel que el demonio le ordenó asesinar a la primera persona que encontrara en la calle. Cumpliendo su parte del trato, Juan Manuel apuñaló a un hombre inocente. Por su parte, Satanás le convenció de matar a la primera persona que encontrara en la calle a las 11 de la noche. De esta forma, el hombre asesinó una gran cantidad de personas inocentes, incluyendo al sobrino. Arrepentido de esto, pidió el perdón a un famoso sacerdote del convento. Éste le confió una penitencia que no pudo cumplir y se ahorcó tres noches después de su confesión.