El mito griego de Aquiles

La historia de Aquiles y su talón en la guerra de Troya es uno de los mitos griegos más reconocido y representado en las artes populares.

Aquiles fue el más grande héroe que participó en la Guerra de Troya, narrada en la Ilíada de Homero. Aquiles era hijo de Peleo, uno de los legendarios argonautas, y de Tetis, una ninfa del mar (también conocida como nereida). Aquiles también suele recibir el epíteto de “el de los pies ligeros”, puesto que en la Ilíada es considerado como el más rápido entre los hombres.

Puesto que el origen de Aquiles era en parte divino, se dice que la totalidad de su cuerpo era invulnerable a las armas de los hombres; exceptuando su talón, el cual era su único punto débil, donde se dice que fue herido de muerte por el arco de París, príncipe de Ilión (también conocida como Troya). No obstante sus fortalezas y su origen divino por parte de sus padres, Aquiles era un hombre y por tanto, mortal.

El talón de Aquiles

Un oráculo consultado por Tetis, la madre de Aquiles, había revelado lo siguiente: Si Aquiles marchaba a la Guerra de Troya, moriría, pero sería recordado hasta el fin de los tiempos por su valentía y habilidad; sin embargo, si Aquiles permanecía en Grecia, tendría hijos, nietos, y una vida placentera y tranquila, pero a su muerte y a la muerte de los suyos nadie recordaría su nombre.

Cuando era joven, el padre de Aquiles, Peleo, confió el cuidado de su hijo al centauro Cirón, quien era entrenador de guerreros y héroes griegos. Aquí fue donde Aquiles aprendió las diversas habilidades que pondría a prueba durante la Guerra de Troya y las que lo harían famoso, ya que cuando la furia se despertaba en el héroe griego, se dice que no había hombre suficientemente valiente que lo enfrentara.

Así mismo, se dice que Aquiles mantenía una relación muy estrecha con Patroclo, con el que vivía y entrenaba, que se desconoce si era la de una estrecha amistad, o bien, una relación amorosa.

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