En la región de Nariño, en la frontera de Colombia, hay una leyenda muy famosa: la del Jardín de remedios. Este sitio, en el cerro de Chilles, es un lugar sagrado para los brujos y médicos tradicionales. Algunos de ellos aseguran que sus antepasados se daban cita en el jardín para curar, adivinar e incluso volar. También se cuenta que este recinto fue creado por divinidades muy antiguas. Por si fuera poco es casi imposible dar con él jardín. La única manera de encontrarlo es seguir el fino perfume de las flores que crecen en él. Sin embargo, aquellos que tengan un corazón ambicioso sólo se extraviarán en el páramo.
Dentro del Jardín de remedios
Un anciano de la aldea refirió que cuando era niño su padre, médico tradicional, lo llevó al Jardín de remedios. Dicho recinto está cercado por una flor aromática llamada chilcuara, que además posee gran belleza. En el interior hay tres sillones, hechos con materiales naturales, que servían en los rituales de los taitas o antiguos. Por si fuera poco, en la entrada hay un reptil que cambia de color. Cuando el animal tiene un color azul es posible entrar, pero lo mejor es retirarse cuanto antes si su color es rojizo. Los brujos aseguran que esa alimaña es realmente furiosa y pone en peligro de las personas. Finalmente, si se logra entrar, nunca hay que tocar nada.Cierta ocasión, un brujo que solía cortar flores del Jardín de remedios se llevó tremendo susto que nunca regresó. Como era la usanza, las enfermedades se curaban con plantas. Así que aquellos especímenes traídos del jardín eran pagados a buen precio. Por esta razón, un hombre cortaba flores todas las mañanas y por las tardes las vendía en el mercado. Esto no duró mucho tiempo, ya que los ruidos de los espantos lo ahuyentaron. El hombre nunca volvió a acercarse si quisiera.