Entre los personajes de la mitología inca, el dios del sol ocupa un lugar predominante. El mito del dios Inti explica los roles y valores del astro solar, de quien dependía la agricultura. Además, los emperadores se consideraron descendientes directos del Sol.
El hijo de Viracocha
Para el pueblo inca, el dios Inti era uno de los hijos de Viracocha. En la cosmogonía de los incas, el universo había sea creado por Viracocha. Este ser primigenio estaba casado con Mama Cocha, divinidad de los mares. Ambos tuvieron por descendientes al dios Inti (Sol), Pachamama (Madre tierra) y Mama Quilla (Luna). A su vez, el dios solar tuvo por consorte a su hermana lunar. Así mismo, se creía que los primeros gobernantes del imperio inca fueron hijos de la pareja celeste.
Los regalos del dios Inti
De acuerdo con los incas, todos los días Inti recorría el cielo diurno y cedía el espacio nocturno a Mama Quilla. De manera similar a lo que creían aztecas y mayas, el sol debía atravesar el cielo. Gracias a su presencia las cosechas podían proliferar. Sin embargo, el viaje de Inti no era sencillo pues debía sumergirse en el lejano mar. Cuando el Sol hacía contacto con los mares, parte de estos se evaporaban. Después, el astro solar nadaba toda la noche hasta reaparecer por el Oriente a la mañana siguiente. Se creía que el baño lo revitalizaba.
En otro de los mitos, el dios Inti envía a sus hijos para civilizar a la humanidad. En aquel tiempo, los hombres tenían costumbres salvajes y esto entristecía al dios solar. Para remediarlo, pidió a sus hijos Manco Capac y Mama Ocllo ir con los humanos y enseñar el conocimiento. De este modo, los vástagos de Inti guiaron a la humanidad existente y fundaron Cuzco. A partir de ese momento, los hermanos comenzaron el linaje de emperadores Inca.
El culto al dios Inti
En un tiempo muy antiguo, Inti se manifestó a Inca Yupanqui y le ordenó ser reverenciado adecuadamente. En aquella ocasión Inca Yupanqui caminaba por el imperio, cuando el dios solar se manifestó. Este le dijo que el imperio tendría grandes conquistas militares, por ello debía recibir las ofrendas adecuadas. A partir de ese encuentro, el Inca mandó construir el templo más importante de todos: Coricancha o Templo del Sol. Este templo sería el corazón de la religión en el imperio de los andes.
A pesar de su benevolencia, cuando el dios Inti sufría un descontento el Sol se eclipsaba. Para un pueblo totalmente solar un eclipse era un signo catastrófico. En aquellos casos, el Inca manda elaborar ofrendas urgentes al dios colérico. Por lo general, se ofrendaban animales, flores y un tipo de cerveza llamada Chicha. Sólo de esta manera el dios Inti retiraba el espeso velo que cubría los rayos del sol. Una vez más con la luz brillando en la superficie la vida podía continuar.
La fuente de la vida
Si bien Viracocha creó el universo incaico, el dios Inti era la fuente la de la vida. Como sucede en otras culturas, el dios que sustenta la vida es el más importante. Para los andinos, el Sol proporcionaba la luz y el calor necesarios para hacer brotar las plantas del grano. Sin el astro solar la vida de plantas, animales y personas no podría existir. Además, al depender de la agricultura, los incas hicieron de Inti su dios por excelencia. Fue tal el culto a este que los emperadores se proclamaron sus descendientes legítimos. En suma, mientras Viracocha dio origen al mundo, el dios Inti mantenía la vida sobre este con su viaje a través del firmamento.